No susurréis a mi alrededor.
No extendáis más vuestras alas.
Parad.
Parad, al menos, un momento.
Dejad que mis sentimientos os envuelvan
Prestad a mi pensamiento vuestro cuerpo.
Cual sombras os escapáis
Y según siento, rompéis a volar
Poco a poco, sin revuelo.
En el lápiz y en la pluma
Tan sólo sois el espejo
Pura apariencia, volátil reflejo.
¿Dónde pues lleváis el alma que reposa en vuestro seno?
Qué grandes sois, palabras
Y es quizás por eso, que no os encuentro.
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