Voy a guardar
el trocito de aquella sonrisa que se quedó pegada a mis labios
el rayo de sol que tras la lluvia de ayer asomó a mi ventana
las mañanas que me despertaron entre dulces abrazos
el roce en mi mejilla de amistosas manos
Voy, incluso, a guardar
la melancolía de una lágrima con sabor a pasado
Para que vuelva a brotar la felicidad
cuando se haya ya marchado.
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